La ciudad de Guayaquil y la industria bananera de Ecuador enfrentan una grave amenaza a causa de la proliferación de la cochinilla algodonosa, un insecto parásito que ha atacado árboles emblemáticos como samanes, ceibos y guayacanes. La cochinilla, que devora especies endémicas, ha dejado los árboles deshojados y marchitos, afectando no solo el entorno natural sino también cultivos importantes como el banano, del cual Ecuador es el principal exportador mundial.

La invasión de la cochinilla comenzó hace aproximadamente 10 años en Colombia y se volvió evidente en Ecuador en 2023. La pandemia de COVID-19 y el confinamiento en 2020 dificultaron el control de su expansión. La cochinilla, al incrustarse entre las ramas de los árboles, ha afectado negativamente el paisaje urbano y la biodiversidad, siendo evidente en parques y jardines.

Mujeres capacitadas por la Universidad de Especialidades Espíritu Santo están llevando a cabo acciones para combatir la cochinilla sin utilizar productos químicos. Identifican árboles infectados y aplican endoterapia, inyectando insecticidas sistémicos en los troncos. Este enfoque natural busca preservar la vida silvestre y el medio ambiente.

El riesgo de la dispersión de la plaga es alto, ya que las hojas infectadas pueden adherirse a la ropa y transportarse fácilmente. La cochinilla también representa una amenaza para la industria bananera, ya que los racimos contaminados son rechazados en los envíos al exterior. La agricultura y la industria, especialmente el banano, son sectores cruciales para la economía ecuatoriana.

A pesar de los esfuerzos de algunas municipalidades, expertos como la entomóloga Miriam Arias advierten que la fumigación y poda no son soluciones efectivas, y señalan la importancia de adoptar enfoques más sostenibles, como el uso de mariquitas depredadoras. Las acciones actuales, como la endoterapia, han mostrado resultados positivos en un 80%, pero la preocupación persiste debido a la propagación antropogénica de la plaga.

Fuente: Radio Francia Internacional